Como se suele decir, ahora si puedo irme tranquilo. Y es que la del sábado fue una noche inolvidable (una de tantas, como viene siendo habitual), llena de buenos momentos y con el buen sabor del deber bien hecho. Entre familia y amigos pudimos disfrutar de un momento que muchos llevábamos esperando tiempo, y que recordaremos siempre.
Cada placa que colgábamos, cada armario que montábamos y cada traslado no nos parecían pesados, porque el fin era el más esperado. Como le comenté a mi primo mientras poníamos la placa de la puerta (como colofón a una mudanza), cuando bajemos con nuestros niños a la banda siempre podremos decirles que eso lo pusieron sus padres, sacando ratos de donde podían porque merecía la pena el fin.
Lo que queda es lo más fácil, disfrutar de las nuevas instalaciones, y aprovecharlas al máximo, sacando buen partido y haciendo lo que mejor sabemos hacer: sembrar armonía entre todos, y sonar.......ya sonará.
En definitiva, será algo que guardaré en mi retina durante mucho tiempo, junto con las risas pasadas al mudar cada objeto, al limpiar cada placa.........
Buen provecho, y ahora si...........puedo irme tranquilo.
lunes, 13 de febrero de 2012
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